¿Quieres saber un poco más acerca de ella?
Es utilizada en muchos lugares y culturas, pero especialmente en el este de Asia. Originaria de China, ha sido ampliamente empleada para estampar tanto telas como papel.
Existen muchas técnicas diferentes, pero todas basadas en el mismo sistema: El diseño se talla en un material –madera o linóleo–, se cubre con tinta y se transfiere a la superficie elegida.
Cada color requiere de un sello diferente, y se estampa con destreza en distintas capas para conseguir coloridos diseños textiles.
Además, para crear estos dibujos que recorren metros de tela son necesarios bloques que casen unos con otros en los bordes y una habilidad para el tallado que tan sólo se consigue a través manos experimentadas tras años tallando la madera.
El largo proceso de estampación con sellos de madera comienza hilando la tela: Se toman varios metros de fibra de algodón y se montan en un bastidor. Muchas horas (incluso días) más tarde, el tejido estará listo para ser teñido.
Una vez terminado, las telas han de pasar por un baño de agua caliente y se secan al sol para que estén preparadas y que los tintes se fijen bien. Los tintes proceden de pigmentos naturales: cáscaras de frutas, hojas de diferentes plantas o minerales naturales.
Es entonces cuando realmente comienza este proceso, tan antiguo como artesano.
Como hemos mencionado, los bloques están tallados a mano; con lo que el detalle, la definición, y la delicadeza del acabado dependen de los artesanos.
Y así es como se consigue una tela llena de historias, de detalles hechos a mano, donde se puede leer la firma de las manos que las han creado.
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